Galopa la vanguardia invisible y se desplaza con agilidad en las computadoras y en los charcos. Invade plazas y asfaltos y aúlla en semilleros culturales y bares que se están por crear. El nuevo arte es una mirada perspicaz de lo ya vivido. Hay una preparación latiendo en los pasillos largos de casas antiguas y refaccionadas en mil compartimentos. Existe la nueva música que aún no es escuchada por millones. Existe la política sin llamarla política. Existen los jóvenes que leen un presente complejo. Existen los bebés estimulados desde el día cero. Revive el agua natural del recambio y el recapitule. Laten los pies con ansias de más. Son pies de piernas húmedas y ansiosas que se criaron con más de diez ventanas en simultáneo. Son pies de información cruzada y despintada que se juntan y reconforman con una fuerza inigualable en los suburbios de los pueblos, en el campo, en los alambrados, en la cinta, en los encordados. Hay dedos buscando espacios y hay mentes que tocan todos sus dedos y tocan las mentes para que todos toquen todos sus dedos. Hay una fuerza inagotable de cambio e hinchazón de pasado mejor. Hay una risa constante que busca respuestas a la mediocridad. Hay un orden que anda diciendo que no se toca que no se mira que ya ganó. Y hay un desorden que se agrupa y cabalga en direcciones diversas y se ríe y sabe que no. Hay una masa brumosa que ataca en caminata. Salpica fotografías el arte plástico y se burla de la multiplicidad, que sólo le es familiar.

Rebotan los pibes de transición pesada, se crían los bebés con nuevas calmas y nuevos reclamos. Siguen los padres, siguen los hijos, sigue lo desigual, sigue la mala elección, siguen los amigos y las nacionalidades. Pero también hay porotos minados por todas las plazas y desiertos que palpitan libros que se olerán.

Se buscan los besos nuevos en las esquinas de bebidas calientes, se rozan los cuerpos tiernos y hambrientos de entendimiento abrazador. Se busca un presente diferente sin comentarios de mitos catapultados sin sentido. Se pregunta acerca del sentido, siempre construido por al menos dos almas, nunca gemelas. Danzan conexiones inexplicables en un universo mutante de expresiones que luchan por distinguirse y, a su vez, agruparse en fuerzas más poderosas y placenteras.

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